Descubre investigador del CIBNOR grandes bancos de merluza y langostilla
El doctor César Augusto Salinas Zavala es un
integrador de pensamientos. Investiga el mar y sus especies vivas, pero
también trabaja cotidianamente con comunidades de pescadores,
acuicultores, comercializadores y autoridades en busca de armar cadenas
productivas. Doctor en Ciencias, con especialidad en Ecología, ha
localizado recientemente el último reducto con gran potencial pesquero
para México, en el occidente de la Península de Baja California.
Hombre de piel tostada por el sol, tripulante y líder en diferentes
expediciones oceanográficas, César Augusto Salinas labora desde hace 28
años en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR),
que es parte del conjunto de 27 centros públicos de investigación del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Entre los años 2010 y 2012 encabezó a un equipo de científicos de
varias instituciones que identificó, en el Golfo de Ulloa, frente a Baja
California Sur, poblaciones saludables y aprovechables del pez merluza
(Merluccius productos) y del crustáceo langostilla (Pleuroncodes
planipes). El primero es de alto consumo en Europa, mientras que la cola
de langostilla tiene buena demanda en Chile.
A partir de este conocimiento, los investigadores del CIBNOR elaboran
actualmente un paquete tecnológico que podrá ser usado por pescadores
mexicanos para generar cadenas de captura, desembarque, procesamiento,
distribución y venta. Este paquete podría revitalizar la vida de
comunidades enteras, como el Puerto de San Carlos.
“Este proyecto tiene como objetivo encontrar nuevos recursos con
potencial, no nada más de abundancia y de existencia sino también de
mercados importantes, como el de la merluza. Sabemos que actualmente no
basta con saber qué pescar, también hay que saber cómo pescar, dónde
pescar, cuándo pescar, a quién vender y cómo vender”, explicó el doctor
en entrevista con Crónica.
El hallazgo de abundantes poblaciones de merluza y langostilla es parte
de un macro proyecto de investigación en el que se busca encontrar
diferentes vocaciones pesqueras y de actividad económica para
comunidades del noroeste de México.
CIENCIA PARA EL DESARROLLO. México es el cuarto país con mayor volumen
de pesca en el continente americano. Según el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi), en el año 2009 la captura de productos
del mar sumó mil 774 toneladas. Solamente superado, con mayores
capturas, por Perú, Estados Unidos y Chile.
A pesar de estos números positivos, la pesca en México todavía tiene un
nivel de desarrollo bajo comparado con el potencial que le proporciona
tener 11 mil kilómetros de línea costera y, desde la costa hacia el
interior del mar 200 millas náuticas (370 kilómetros) de área de
explotación exclusiva. Es por este contexto que los científicos
mexicanos, como César Salinas, tratan de aportar conocimiento sólido que
permita hacer un aprovechamiento ordenado y eficiente de nuestros
mares.
“Normalmente nosotros decimos que los mexicanos pescamos en la orilla,
en el litoral. No tenemos una flota intermedia. Tenemos una flota de
gran altura, que es la flota atunera, pero entre la pesca de gran altura
y la pesca ribereña no existe una pesquería como tal”, indica el doctor
en ciencias. Nosotros incursionamos en áreas que van más allá de las 50
millas náuticas. Llegamos a la cota batimétrica, en profundidad, hasta
los 200 metros de profundidad, haciendo arrastres y haciendo exploración
con un método muy novedoso que México no se utiliza, que es el método
hidroacústico, es decir, que usando haces de sonido se pueden detectar
existencias de grandes cardúmenes de peces y de otros organismos”,
indica el Doctor en Ciencias.
Con estas expediciones, los investigadores encontraron poblaciones
saludables de especies que podrían ser aprovechadas comercialmente de
una manera que pudieran regenerarse y mantener su abundancia.
“Aplicando un enfoque precautorio, estamos hablando de una biomasa
existente de 350 mil toneladas y podríamos estar extrayendo
sustentablemente 150 mil toneladas de especies aprovechables. Eso es
equivalente a la sardina que se pesca en el Golfo de California y el
doble de lo que se está capturando de camarón”, indica el doctor César
Augusto.
Al explicar de qué manera la ciencia ayudó a esta identificación de
especies, el investigador aporta un solo ejemplo, que es el uso de
equipo de sondas que ayudan a detectar con sonido lo que es inaccesible a
los ojos.
“En los cruceros oceanográficos que hicimos utilizamos una ecosonda
científica, que es como la tecnología que se usa en medicina para los
ultrasonidos. Emite un haz sonoro que rebota contra los objetos que
encuentra en la columna de agua y el rebote de haz regresa a barco y el
aparato traduce ese rebote en señales de energía, que nos permiten
identificar una señal diferente para cada tipo de pez, es como una
huella digital. Posteriormente verificamos el tipo de peces que eran con
lances de pesca”, explicó.
ORGANIZAR A LOS HOMBRES. Para llevar esta investigación a un nivel
pre-comercial, los investigadores del CINBOR sostienen pláticas
actualmente con el Instituto Nacional de Pesca (Inapesca) y con la
Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) –ambas del gobierno
federal— para apoyar a que dos empresas interesadas comiencen a aplicar
el paquete tecnológico que diseñó CIBNOR.
Estos esfuerzos tienen la intención de resolver preguntas como ¿Al
llegar a tierra qué haremos con los recursos pescados? ¿Quién creará y
manejará la infraestructura de refrigeración y transporte?¿Quién dará
mantenimiento a la infraestructura de barcos?, entre otras preguntas
operativas en las que se requiere mucho trabajo social.
En estas preguntas trabaja actualmente el doctor Salinas, pero también
ha sido invitado a participar en otro gran reto, pues el gobierno de
Colima se interesó en su trabajo de identificación de vocaciones
productivas en diferentes regiones y actualmente trabaja en ayudar a
aprovechar los fondos mixtos para apoyar a los acuicultores de Colima,
quienes cultivan mayor cantidad de camarón blanco en agua de baja
salinidad, que ya es otro brazo de su trabajo para que especies
acuáticas se alimenten y den trabajo a los mexicanos.
Fuente: http://www.cronica.com.mx/notas/2013/795880.html