CIBNOR
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste S.C.

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Pedro Cruz: acuicultura de impacto social
Por Joel Cosío 

Agencia Informativa del Consejo Nacional del Ciencia y Tecnología (CONACYT)


La Paz, Baja California Sur. 21 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- ”Tenemos que pensar en cuidar nuestro entorno y comenzar a generar granjas acuícolas, no solamente se trata de extraer los productos del mar, es una cuestión de seguridad alimentaria”, afirmó el doctor Pedro Cruz Hernández, coordinador del programa de acuicultura del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Originario de León, Guanajuato, llegó a La Paz, Baja California Sur, hace veintiocho años para estudiar la carrera de biólogo marino en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), su maestría en uso, manejo y preservación de recursos naturales en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y su doctorado con especialidad en acuicultura en el Cibnor, institución en la que lleva veinte años ejerciendo la docencia e investigación, principalmente en acuicultura y mejoramiento genético de especies marinas.

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Sus inicios
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el investigador comentó que la vocación por las ciencias la desarrolló desde pequeña edad, gracias a la gran afición que tenía su padre por los libros; en la biblioteca de su hogar él pasaba horas hojeando las colecciones ilustradas sobre riquezas biológicas que posee el inmenso océano y cultivando su gran curiosidad por estos temas.
“Mi papa generó un ambiente en donde despertaba mucho el interés en mí sobre las ciencias biológicas. En su biblioteca había una colección de libros ilustrados sobre el océano, los tiburones y los mamíferos marinos, los animales me gustaban mucho”, mencionó.

“Me gustaba el mar y soñaba con bucear en los océanos como Jacques Cousteau; sin embargo, cuando cursaba la carrera de biología marina, pronto me di cuenta que lo mío era enfocarse al estudio de las materias, como biólogo nunca acabas de estudiar”, continuó el investigador.

En cierta etapa de sus estudios optó por especializarse en acuicultura porque vio en esta área del conocimiento la forma de retribuir a su país la inversión que hizo en él, en educación pública gratuita y apoyos y becas Conacyt para su formación científica.

“Llegué a pensar que trabajaría con mamíferos marinos porque me gustan mucho, pero un grupo de amigos nos reunimos y cuestionamos: '¿de qué te sirve a ti?', y '¿de qué le sirve al país?'. A ese punto, aunque suene medio 'payaso', valía la pena la reflexión. Toda mi educación en instituciones públicas fue gratuita y cuando evalúas eso, sientes la necesidad de devolver un poco de lo que has recibido a tu país”.

Genética aplicada en acuicultura
Poco tiempo después entró en contacto con la doctora Ana María Ibarra, profesora e investigadora del programa de acuicultura del Cibnor, para realizar su servicio social, todavía en la licenciatura, y posteriormente se formó con ella a través de tesis de posgrado, en la cual desarrolló líneas de investigación enfocadas principalmente en la genética aplicada en acuicultura.
La ingeniería genética se trata de una serie de técnicas que se basan en la introducción de genes en el genoma de un individuo que no los presente, con el objetivo de mejorar sus características biológicas como resistencia a distintas temperaturas o acelerar su crecimiento.
Desde que concluyó sus estudios de posgrado ha dedicado su talento al desarrollo de tecnologías para mejorar los diversos cultivos de acuicultura, como son crustáceos, peces, moluscos y microalgas en el Cibnor.

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Pasión por la coordinación e investigación científica
A siete años de involucrarse en comités de coordinación de dichas líneas de investigación, cuatro años atrás específicamente en acuicultura de moluscos y con apenas dos años de haber tomado la coordinación general del programa de acuicultura, Cruz Hernández dice que ha fortalecido su pasión por la investigación científica y tecnológica, además, ha desarrollado el gusto por coordinar y conocer la labor de sus colegas en las distintas líneas.

Afirma que el gran reto y oportunidad para el desarrollo de la acuicultura como una opción de seguridad alimentaria se encuentra en la transferencia de tecnología a la misma sociedad.
“Existe un alto potencial para producir moluscos, peces y microalgas a través del cultivo acuícola, las grandes empresas tienen la capacidad de aprovechar estas oportunidades; sin embargo, es igualmente importante impactar a nivel sociedad, hay que empezar a trabajar con el pescador ribereño porque su pesquería está disminuyendo”, mencionó.

En su trayectoria profesional ha observado una creciente disposición de los gobiernos, asociaciones y sociedad civil para apoyar el desarrollo de la industria acuícola mexicana. La apertura de nuevos fondos federales para desarrollar innovaciones científicas a cargo de centros de investigación Conacyt y organismos como la Secretaría de Economía (SE) son prueba de esto.
Sin embargo, asegura que falta mucho trabajo y el fortalecimiento de oficinas de transferencia tecnológica (OTT) en los centros de investigación será clave para el desarrollo óptimo de esta industria en los próximos años.

FUENTE:ConacytPrensa

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