Los océanos constituyen el sistema de soporte vital más grande de la tierra, produciendo cerca de 50% del oxígeno de la tierra y absorbiendo la mayor parte del carbono. Dentro de los múltiples servicios que los ecosistemas marinos nos ofrecen se encuentra la pesca, actividad extractiva ejercida por el hombre desde tiempos muy remotos. A pesar de su gran importancia como generadora de alimentos y promotora de empleos y divisas, la pesca puede influir en los ecosistemas generando cambios, alterando la trama trófica, los tamaños de las poblaciones que ahí habitan y, finalmente, poniendo en riesgo la estabilidad de los mismos. Es por ello que urge una ordenación pesquera basada en el ecosistema, con un enfoque en la gestión de los efectos indirectos de la pesca en un amplio conjunto de factores ecológicos, económicos y sociales en la toma de decisiones, tanto tácticas como estratégicas.

Es por ello que en esta línea de trabajo nos hemos planteado las siguientes preguntas:

1. ¿Cual es el efecto de la pesca en los ecosistemas marinos, con énfasis en la región Noroeste del Golfo de California?.
2. ¿Cómo han cambiado las comunidades en los ecosistemas sujetos a explotación desde que iniciaron las actividades extractivas a la actualidad?
3. ¿Son los ecosistemas costeros altamente subsidiados energéticamente (por los procesos físicos costeros) capaces de absorber los cambios generados por la pesca?
4. ¿Se establecen nuevos equilibrios cuando se extrae las especies blanco de las pesquerías?
5. ¿Cómo responderán los ecosistemas explotados con la combinación de efectos antrópicos y efectos ambientales de corto y mediano plazo?

Para ello, se han planteados diversos proyectos asociados a la línea, además de regularmente estar retomando información histórica, creando bases de datos lo más antiguos posibles, para ello se han establecidos nexos de colaboración con instituciones que regularmente desarrollan monitoreo de comunidades tales como INAPESCA, CICESE, UNISON, Institutos Tecnológicos, entre otros. Adicionalmente se llevan a cabo muestreos de campo.

Con ello se pretende evaluar los vínculos entre los ecosistemas marinos, los bienes y servicios que los humanos derivan de ellos y los efectos de las presiones ambientales y humanas sobre estos ecosistemas y servicios.